Que bonito suena, verdad?. Pero no, no es a esa playa a la que me refiero, no es esa playa en la que todos, o casi todos, pensamos en estos momentos ya casi vacacionales.
Los que trabajen en una empresa del sector de las Tecnologías de la Información o Desarrollo y Consultoría de Software, eufemísticamente hablando, más conocidas como “cárnicas” por los que trabajamos en ellas, sabrán a que me refiero. “Ir a la playa” o “Ir a la pradera”, son términos usados para referirse a la situación en la que te encuentras al estar desasignado de un proyecto. Es decir, no pueden colocarte en ningún cliente y te mandan para la oficina.
En otros tiempos, está fue una situación esporádica y temporal, de pasar unos días de ajuste entre la salida de un proyecto y la entrada en otro. Pero hoy en día, desgraciadamente, se ha convertido en una situación mucho más habitual y que conlleva nuevas situaciones, al alargar los periodos del mal llamado “Paro Técnico”.
Para mi suerte, o desgracia, yo trabajo en una empresa mediana del sector, que puede permitirse el lujo de aguantar a algunos recursos durante algún tiempo en espera de futuros contratos. Pero conozco otros casos, de empresas más pequeñas, en los que se ha obligado a tomar vacaciones para aprovechar lo días de paro o, directamente, se ha despedido a los profesionales. Siempre es una buena decisión deshacerse de lo que ya no te vale, sobre todo de la carne, que se estropea enseguida.
Al principio llegas a la oficina con la intención de pasar unos días cómodos entre proyectos. Tienes la idea de olvidar el estrés del proyecto que acabas de dejar y tomar fuerzas para empezar en un nuevo proyecto, en una nueva ubicación y con nuevos compañeros y clientes. Pero no dejas de pensar en la situación real de precariedad en la que te encuentras. Si empiezan a pasar los días y no sucede nada, no hay solicitudes para ti, solo la monotonía de leer el periódico por Internet, las cosas empiezan a complicarse. Tu autoestima empieza a bajar enteros y la posibilidad del despido se acerca. Y os puedo asegurar que en mi empresa esa posibilidad es muy, muy real. Empiezas a oír ese constante machaqueo del “eres muy caro” o “tu carácter es complicado” o cosas similares, dichas por las personas que deberían solucionar esta situación pero que su escasa capacidad dista mucho de poder hacerlo y es mucho más fácil culpar al profesional que admitir su propia incompetencia. En fin, vienes con la idea de unos días de descanso y terminas con una úlcera de aguantar los nervios.
Hoy es mi primer día de playa, veremos si no termino quemado por el sol.
Los que trabajen en una empresa del sector de las Tecnologías de la Información o Desarrollo y Consultoría de Software, eufemísticamente hablando, más conocidas como “cárnicas” por los que trabajamos en ellas, sabrán a que me refiero. “Ir a la playa” o “Ir a la pradera”, son términos usados para referirse a la situación en la que te encuentras al estar desasignado de un proyecto. Es decir, no pueden colocarte en ningún cliente y te mandan para la oficina.
En otros tiempos, está fue una situación esporádica y temporal, de pasar unos días de ajuste entre la salida de un proyecto y la entrada en otro. Pero hoy en día, desgraciadamente, se ha convertido en una situación mucho más habitual y que conlleva nuevas situaciones, al alargar los periodos del mal llamado “Paro Técnico”.
Para mi suerte, o desgracia, yo trabajo en una empresa mediana del sector, que puede permitirse el lujo de aguantar a algunos recursos durante algún tiempo en espera de futuros contratos. Pero conozco otros casos, de empresas más pequeñas, en los que se ha obligado a tomar vacaciones para aprovechar lo días de paro o, directamente, se ha despedido a los profesionales. Siempre es una buena decisión deshacerse de lo que ya no te vale, sobre todo de la carne, que se estropea enseguida.
Al principio llegas a la oficina con la intención de pasar unos días cómodos entre proyectos. Tienes la idea de olvidar el estrés del proyecto que acabas de dejar y tomar fuerzas para empezar en un nuevo proyecto, en una nueva ubicación y con nuevos compañeros y clientes. Pero no dejas de pensar en la situación real de precariedad en la que te encuentras. Si empiezan a pasar los días y no sucede nada, no hay solicitudes para ti, solo la monotonía de leer el periódico por Internet, las cosas empiezan a complicarse. Tu autoestima empieza a bajar enteros y la posibilidad del despido se acerca. Y os puedo asegurar que en mi empresa esa posibilidad es muy, muy real. Empiezas a oír ese constante machaqueo del “eres muy caro” o “tu carácter es complicado” o cosas similares, dichas por las personas que deberían solucionar esta situación pero que su escasa capacidad dista mucho de poder hacerlo y es mucho más fácil culpar al profesional que admitir su propia incompetencia. En fin, vienes con la idea de unos días de descanso y terminas con una úlcera de aguantar los nervios.
Hoy es mi primer día de playa, veremos si no termino quemado por el sol.